¿Por qué no dormimos?

Dormir es totalmente necesario: gracias al sueño, permanecemos despiertos durante el día.

Podemos definir el sueño como el estado fisiológico de inconsciencia y de movilidad relativa de los músculos voluntarios, reversible de forma fácil y completa gracias a estímulos. Todas las personas tienen necesidad de un periodo de sueño cada día pues el sueño es imprescindible para la salud. Es un proceso durante el cual todo el organismo, incluso el sistema nervioso central, se recupera.

Las horas de sueño que necesita cada persona varían, incluso la misma persona puede sufrir condicionantes que las modifiquen. La edad es uno de los principales pues nos hacer perder la capacidad de dormir seguido y el sueño se parece al de un niño pequeño, con periodos alternos de sueño y vigilia. En cualquier caso, más que el número de horas de sueño, lo que importa es la calidad del sueño.

¿Por qué dormimos?

Dormir es totalmente necesario. No se conoce por qué es así, pero está demostrado que suprimir el sueño de manera continuada lleva a padecer alteraciones graves del organismo que conducen a la muerte. Las personas que creen que no duermen nunca, en realidad tienen cortos periodos de somnolencia o “microsueños” que les procuran el descanso suficiente para no enfermar y morir. Gracias al sueño, somos capaces de permanecer despiertos durante el día.

¿Qué entendemos por insomnio?

Es la dificultad o incapacidad para dormir el tiempo necesario. Realmente es una sensación subjetiva de insatisfacción por tardar en conciliar o mantener el sueño, que puede derivar en falta de concentración, cansancio y disminución de la calidad de vida.

Afecta a más de millón y medio de personas en España y aunque cualquier persona puede sufrirlo, es más probable cuando eres mujer y/o la edad es avanzada. Si no se maneja adecuadamente  puede convertirse en un problema crónico que ocasiona problemas físicos y emocionales.

Los hábitos de sueño y el estilo de vida del paciente, estados de ansiedad, los medicamentos que toma incluso sus creencias y su carácter, pueden influir en el tiempo y la calidad del sueño.

Adoptar una serie de medidas higiénico-dietéticas puede mejorar el tiempo y la calidad del descanso nocturno, sin embargo hay situaciones que requieren una intervención farmacológica, mediante la administración de fármacos o de preparados a base de plantas medicinales. En ambos casos se busca corregir factores como estados de ansiedad o estrés o bien inducir del sueño.

Conocer qué origina nuestro insomnio ayudará a su tratamiento. Sabemos que una gran cantidad de pacientes que sufren insomnio no reciben los consejos ni el tratamiento adecuado, incluso hay estudios que indican que muchos ignoran cómo abordarlo. La utilización de remedios naturales para el tratamiento de los trastornos del sueño, y particularmente del insomnio, tiene una tradición y aceptación milenaria. En muchos casos, su eficacia está demostrada, aunque es algo más limitada que en los fármacos de síntesis.

Plantas como Valeriana officinalis (valeriana), Tilia cordata (tila), Humulus lupulus (lúpulo), Passiflora incarnata (pasiflora), Lavandula angustifolia Mill (lavanda), Crataegus monogyna (Espino blanco),Melissa officinalis (melisa), Citrus aurantium (citrus) o Papaver rhoeas (amapola) bien utilizadas solas o en combinación tienen demostrada eficacia relajante e hipnótica.

 

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